21 octubre 2006

Equilibrismo del YO


Todos sufrimos la paradoja del doble ego. Todos vivimos enfrentados o efrentando a nuestra doble personalidad. Somos dos "yo".

Uno es el que los demás han decidido que seamos. Han picoteado de nosotros hasta moldear un perfil en el que muchas veces a duras penas nos reconocemos y otras con el que coincidimos en un muy bajo porcentaje.

El otro es el "real", el que creemos nuestro; pero incluso éste daría lugar a discusiones. Cuántas veces hemos renegado de nosotros mismos o cuántas otras nos ha invadido la indiferencia ante nuestra propia conciencia.

El conflicto se recrea frente a una cita dominical. Yo vs. Yo. Ambos sentados ante la misma mesa. Misma hora, mismo lugar.

Me provoca infinita curiosidad la fe ciega con la que mucha gente es capaz de afirmar e incluso dictar las apetencias del otro según día, mes u hora en el que estemos. Es tan brutal la fuerza que les ilumina que no necesitan ni bendición ni censura a sus sentencias; he aquí una razón más que suficiente para declararme atea en general y sin generalizar. Me he visto sorprendida asintiendo a golpes de cabeza asombrada por tanto entusiasmo cognitivo cuando realmente, y sin tapujos, lo propuesto apetecía una mierda.

Mucho más asombran los que ante la ausencia del otro deciden u opinan suplantando la personalidad ajena. Y, sin suda, prefiero no pronunciarme a cerca de los que alardeando del dominio absoluto del "yo fabricado", han decidido, por si acaso, pensar por el otro.

Sin piedad, me vi inmersa en este nuevo bucle. De repente, sumergida en la elaboración de listas. Pros y contras. Dos por cada "yo". Cuatro listas...Lo cual me llevó a preguntarme por qué narices listas. A falta de existencialismos, y no es necesario remarcar la ironía con la que se ríen estas letras, uno más. Un no parar. Porque una vez pensado, es razonable que se me diera por enumerar en grupos positivo-negativo. Ciertas pautas empiezan a formar parte de nuestra idiosincrasia más inconsciente. Resultados ya. Autómatas enfermos de respuestas inmediatas, a ser posible acotadas dentro de la normalidad impuesta por el mercado global...Pero ahondar en esto ahora sería abusar de la confianza de cualquiera cuyo sino juguetón le haga caer por estos lares. Quizás en otra ocasión.

El caso es que una vez acabadas, las listas, se revelaron absurdas. O no tanto absurdas como insuficientes. Las del "yo real" nacen de la objetividad subjetiva de nuestro relativo propio conocimiento. Las correspondientes al "externo" o "ajeno" insuficientes; necesitaríamos listas de pros y contras por cada una de las personas que conocemos o como mínimo por cada una de las que consideramos cercanas. Habría espacio, incluso, para aquellos que sin haber mediado una palabra con nosotros en la vida, nos han ido imaginando después de un largo proceso de observación. Qué perversión existencialista el "yo imaginado".

Listas y listas, imaginadas unas, releídas las físicas...Y NADA. Cero. Demasiada información. Y en este terreno (y lo digo con satisfacción)no hay lugar para la matemática, y proceder a su síntesis a través de medias aritméticas sería caer en el error absoluto. No importa cuántas manejes, ponderadas, estándar..; cuando digo ninguna, es ninguna. Qué placer sentir que no todo es parámetro, qué obscenidad tratar lo pensado y lo sentido como ciencia humanística. Ni todo es ciencia, ni todo está sustentado por ella. Basta ya de complejos. Y aún así caigo en la trampa. Busco una respuesta que por lo menos sacie el hambre de esta tinta que no para de supurar.

Acotemos el terreno. Esquematicemos el escenario. Dentro de "externo". Diferencio. Los que quieren o no quieren; aún cayendo de nuevo en lo subjetivo, porque quién es mi "yo real" para sacar cierto tipo de conclusiones...Pero hoy llueve, no es día para permanentes; así que recurro enajenada al secador con ánimo de alisar, por fin, este bucle convertido en infinito.

El que no conoce o el que no quiere nos transforma en malintencionados no dejando espacio o tiempo a la explicación, porque lo cierto es que ésta jamás les interesa. Al que no conoce y aún así juzga sólo le mueve el "yo ajeno" como peldaño interesado hacia otros "yo"; aún a costa de pisotear el suyo propio.

Quien conoce, quien de verdad quiere es el que generosamente adorna nuestros defectos mutándolos en rasgos, matices sin importancia, incluso graciosos; en pequeñas manías soportables. El que conoce o quiere conocer es un escultor capaz de pulir los perfiles más angulados en busca de la matriz de la mole. Es quien ejecuta el milagro de transformar piedra en VIDA.

El que QUIERE es tanto lo que ofrece, lo que aporta, que sin querer y alejado de la prepotencia de hacer a imagen suya nos eleva al "YO DESEADO".

Y agotada me retiro; o mejor dicho, mis "yos" y "yo".

2 comentarios:

Fernando Díaz | elsituacionista dijo...

Si sólo existieran dos "yoes" ¿quién nos estaría dando la réplica cuando ninguno de los dos llevamos razón?

Un placer la lectura del blog. Como bien dices, el azar une. Seguiremos visitando.

Un saludo.

M dijo...

¡ Que me corten la cabeza !