27 junio 2007

Cartas al director




Café a media mañana, como siempre y donde siempre. Periódico, el de siempre y a la velocidad de siempre. Sección de cartas al director.

Situemos la historia en mejor contexto. Hace uno o varios días, no recuerdo, este periódico, sí, el mismo de siempre, le dedicaba un artículo a un joven cuyos méritos para tal atención residían en alcanzar un 9.99 en selectividad al tiempo que destacaba de manera sobresaliente en sus estudios musicales.

Hoy, un amigo, su amigo Pablo, compañero de instituto y conservatorio, le agradecía públicamente su ayuda para poder sacar adelante los cursos, bachillerato y violín. Por encima de todo, quería a gradecer su generosidad: su AMISTAD. Y académicamente cerraba la carta otorgándole un 10 en humanidad.

Llevo todo el día sin poder quitarme esta historia de la cabeza. El chico del 9.99 y su cara al abrir el periódico y verse reconocido en la historia relatada y confirmar su protagonismo en la firma de la misma. Y Pablo, esperando impaciente la llamada de su amigo o desesperado por la espera enviar un sms rezando: "periódico tal, cartas al director". Este tipo de actos tienen el único fin de llegar a destino, un homenaje a espaldas del homenajeado podría rayar la vanidad.

Lo que seguro Pablo no se imagina, es que a 600 km. de su quiosco, mientras seguramente entre cliente y cliente releía su carta lamentando no haber escrito esto o lo otro, le regaló una sonrisa (y un manojo de lágrimas contenidas) a alguien que empezaba a darla por perdida un día más.

Historias anónimas, cotidianas...; son las que muchos días tienen la capacidad de reconciliarnos con el mundo, con la vida, parapetada tantas veces en rutinas cegadoras de los detalles diarios y cercanos. Los detalles, las historias...son como las sonrisas; a veces aparecen, con otras nos tropezamos por el camino, las hay que nacen de las casualidades; muchas naturales, otras muchas forzadas...esas son las "fáciles", las que nos buscan o nos encuentran. Tan fácil como esperarlas ofuscados en la soledad de nuestros escondites cuando no llegan...éstas, las que no llegan, hay que salir a buscarlas, sin miedo, y atraparlas. Sobretodo aprender a disfrutarlas.

3 comentarios:

ELPULGARZITO dijo...

Senshistoria, parece un remedo de la "operación plus ultra" en el curriculum del 9.99 se podría añadir que salvó la vida de una familia que se quemaba en un incendio, que cuida asu madre tetraplejica (q bonita profesión!) y a sus awelos a su cargo afectados de Alzehimer, que viene de una familia desestructurada con padre alcoholico y hermana mayor heroinomana y que cuida de que a sus hermanos pequeños nunca les falte la cena.
let´s rock

Raquel dijo...

Creo que la clave es disfrutarlas, disfrutar de todo mientras hay ocasión.

Pilar M Clares dijo...

Cuando una historia cala en el alma de alguien como tú deja de ser anónima. Cada día somos testigos de muchas, más de las que nos caben a veces. Esta en la que reparas ayuda a vivir, es muy bonita, y rompe con muchos catastrofismos y reflexiones decepcionadas y decadentes que arrastran al mundo a los lodos menos creativos. Muy bonica la historia. Muchos besos.